Santander ¡tan lindo como su gente!
- 18 feb 2016
- 2 Min. de lectura
Llegó el momento de conocer....¡¡¡¡Santander!!!! Después de Segovia empezamos la ruta hacia el norte, la tierra de mi corazón.
De camino hicimos una parada obligatoria para comprar los famosos judiones que ama mi papá y al parecer, La Granja de San Ildelfonso es el lugar donde los cultivan y, por supuesto, ningún otro lugar mejor para comprarlos. Aunque era una parada rápida fue una agradable sorpresa, el palacio real y sus jardines son una belleza, es un lugar pequeño pero para pasar por unas frutitas al mercado (las cerezas estaban deliciosas) y caminar un poco está muy bien y está a solo 11 kms de Segovia.
Ya con judiones en mano y sin una tarjeta de crédito, tragada por un cajero automático, seguimos la ruta. A mi la verdad el tema de conocer Santander me emocionaba muchísimo, del alguna manera sentía que ya la conocía de tanto que me había hablado Fran, pero la parte de conocer a la familia me daba nervios y temblorina todo el camino... ¡shhhhh! Pero bueno, llegamos y no podía estar más
equivocada, desde el primer segundo me hicieron sentir como en casa y con fiesta sorpresa por mi cumple y todo. Esto es lo que tiene Santander, el lugar es divino pero la gente además hace que uno se sienta como que ¡¡¡de aquí soy!!!¨ ¡¡jajajaja!!
Bueno, ya con la primer etapa superada, ¡¡¡¡a conocer Santander!!!! Lo primero que me dijeron es que llueve mucho y en 15 días que estuvimos hizo un tiempo súper bonito, mucho sol y sólo una noche unos pelillos de gato. Esta ciudad está en la costa, al norte limitando con el mar cantábrico, así que una ciudad costera con toda la alegría que conlleva.
Lo primero caminar por el centro, la Plaza del Ayuntamiento, es de esos lugares que uno se puede sentar en una banquita comiéndose un helado de Regma y pasar la tarde viendo caminar a la gente. El edificio del ayuntamiento es muy lindo, tiene un reloj grande que hace que uno se de cuenta que el tiempo pasa, sino de verdad es como si se hubiera parado ahí en los 1900s.. Después se sigue caminando por la calle Burgos y se ven un montón de tiendas que me hacían brillar los ojos.. jajajaja! Me dio la impresión como de un ¨Magnificent Mile¨ de Chicago pero con este estilo europeo, si quieren hacer shopping, hay de todo lo conocido y muchas nuevas por descubrir como Kiko (cosméticos) o Parfois (cositas lindas) y muchas otras que mejor ni entré... podría pasar días por esas calles, la mezcla de arquitectura y moda, me encantaron.
Se baja un poquito más hacia el Paseo de Pereda y
pasando por el medio del edificio del Banco de Santander, que tiene un arco muy lindo por donde cruza una calle, de repente toparse de frente con el mar. Es de esas sorpresas bonitas, tiene uno la sensación de estar en el centro de una ciudad movida y de repente esa paz, que calma da el mar. Una parada obligatoria muy cerquita de este edificio, en el puerto, es el famoso ¨Monumento a los Raqueros¨que simulan 4 niños pequeños que me dieron ganas de abrazarlos y sentarme a hablar con ellos un ratito!
Caminar hacia el Palacio de la Magdalena por El Sardinero es lo máximo, todo el camino es de parar y tomar fotos, creo que se puede durar una hora y nosotros duramos unas 3. Durante el trayecto hay miradores espectaculares de las playas Los Peligros, Biquinis, Mataleñas y La Magdalena y además ver el faro de Cabo Mayor, como que siempre me da esa sensación de emotividad. También pasamos por un pequeño parque marino que está dentro del recinto del Palacio de la Magdalena y tiene pingüinos, patos, focas y leones marinos. Al final, llegar al Palacio es un gusto, la verdad más como ganas de vivir en una casa así, jejeje.... un lugar tan bonito lleno de colores y jardines, no me extraña que los reyes vinieran aquí a pasar sus veranos, yo vendría hasta en invierno.
De playas fuimos al Sardinero, Peligros y al Puntal... Son playas lindas y diferentes, con una arena con un color como dorado, que nunca había visto en otras playas, me parecieron chivísimas. Al
Puntal fuimos en ferry y estuvimos casi que todo el día tomando el sol, la gente jugando frisbee, escuchando música y en general gozándosela, esque de verdad es para ir todos los días. A Peligros fuimos a hacer SUP, ya sabrán que soy amante del paddle y como era mi cumple me lo dieron de regalo (yuhuu) estuvo impresionante, el lugar tranquilo, barcos gigantes pasando de fondo, el agua apenas para practicarlo sin caerse (y por si acaso andaba con wetsuit para no congelarme), jejeje, el agua es un poco más fría que la de Costa Rica y la verdad la verdad me costaba mucho meterme por más calor que tuviera, lo logré unas 2 o 3 veces... pero eso porque yo soy hiper friolenta, la gente normal se metía sin problema y se veía que lo disfrutaban.
Por último pero no menos importante, la comida! Que delicia!!!! Bueno, la comida de Doña Olga para chuparse los dedos y con un tema tipo buffet todas las noches, que cantidades y yo enojada todo me lo comía... jejeje! Pero si no tienen la dicha de probar la cuchara de la Sra. Bárcena toca ir a cualquier resturante a comer rabas, gambas, pescados (de todos los tipos, nombres y colores), mejillones, sardinas, anchoas, atún...no puedo parar de acordarme, una festejo gastronómino claramente.
Este es un súper resúmen de lo que se vive en Santander, mientras escribo pienso que podría escribir un libro, hay tanto por contar, pero para no hacer el post muy largo, los dejo antojados y con ganas de conocer. En mi próximo post un poco de todo lo que se puede hacer en un día en los alrededores. Pueden tener Santander como base y desplazarse a lugarse muy lindos, no muy lejos, que no pueden dejar de visitar...
Besos a todos los Santanderinos!!!
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